Divaga
sobre mí el resonar de tus palabras
en un sinfín
de peros, paras, porques
que me turban
y perturban.
Me
ensordece el grito que mi boca calla
para no
agobiar la pena que me causa tu recuerdo.
No me rindo,
aún sabiendo
la quimera de tus ojos,
que puedo
caer y disiparme en un desdén irretornable.
Conviene pensar
que solo bastó un instante
…para rehacerme de las cenizas
y que
volvería a arder si tan solo lo pidieras.
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