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17 de agosto de 2007

Nada se perdió

Me duele el solo imaginar perderte,
mientras me consume el abismo de la culpa,
desintegrando las partículas de la razón,
cuando de ti se inspira un hasta luego,
transformándose serenamente en el tormento,
de un adiós.

Perdida en las tinieblas de la duda,
y presionada por la roca
de la conciencia o el dolor,
se humedece mi mirada,
y las lágrimas huyen del alma,
Escapándose por la ventana.

Pero veo las huellas de los pasos
¡Que aún no has pisado!,
Y tu rostro imaginario,
Nada se perdió.

Con el pincel de la alegría
Pinte en mi rostro una sonrisa
Que alumbra esta noche fría y casi sin luna
Y lo que antes fue tortura
Hoy se convierte en bendición.

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